En el evangelio de Juan 20 María Magdalena reconoce a Jesús en el sepulcro vacío y le dice Rabunni que traduce Maestro. Esta expresión espontánea surge luego de que Jesús ha pronunciado su nombre, lo que muestra que existe un vínculo que los lleva al mutuo reconocimiento. María Magdalena buscó y encontró con emoción a su Maestro con quien vivió, compartió, aprendió y por quien estuvo dispuesta a contar lo que vio y escuchó.
Estamos llamados a una experiencia de fe en la que oigamos del Señor nuestro nombre y con emoción y amor digamos Rabunni – Maestro mío – y esto sucede cuando nos disponemos a relacionarnos con él desde lo que somos, hacemos y tenemos. No es solo conocer lo que hizo, se trata de amarlo y estar en su permanente búsqueda.
En esta sección queremos inspirar ese encuentro con el amado compartiendo lo que hemos visto y escuchado en nuestra vida consagrada.
Reconocemos las múltiples formas en que cada persona elige vivir y esto nos anima a mostrar desde nuestra forma particular que la experiencia del Resucitado es para todos, porque el amor de Nuestro Padre es un lenguaje universal de salvación.